viernes, 25 de mayo de 2012

Dios libra a Daniel de los leones



El capitulo seis del libro de Daniel es el ultimo capitulo histórico, de la primera parte del libro, es decir de los primeros seis, ya que los siguientes y últimos seis tienen connotaciones escatológicas.
Esta ves la historia ha cambiado de rumbo, en el palacio de Babilonia hay nuevos dueños. Darío el medo es el que toma las riendas de la  Babilonia de Daniel. Daniel sigue siendo apreciado también en el nuevo gobierno y el rey le da un puesto alto en la administración.
Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.(Daniel 6, 1-3).
La envidia de los otros administradores fue tan grande que a partir de este momento buscaron ocasión para poder acusar a Daniel de algo ante el nuevo lider de Babilonia.
La actitud de ellos no era fuera de lo común, tenia cierta justificación porque Daniel provenía del gobierno anterior de la ciudad, y aun así recibió tantos honores. Pero el rey veía en Daniel estas cualidades con las que fue capacitado durante su trabajo en Babilonia.
Con mucha astucia, empiezan a seguir a Daniel para buscarle algún fallo y se dan  cuenta que no encontrarían nada malo en el,  y que la única solución de pillarlo con algo seria con su religión, ya que practicaba otra religión diferente de la de ellos.
Redactaron un edicto de que cualquiera que demandare alguna petición a otro dios aparte del rey, durante treinta días, fuere echado a los fosos de los leones, y fueron rápido al rey pare que lo firmare.
Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes (Daniel 6,10).
Daniel es pillado y condenado, ya que la ley medo-persa no podría ser abrogada, una vez firmada, ni siquiera por el rey mismo(v.12). El rey mismo se da cuenta del engaño de sus administradores pero tiene que cumplir su edicto y llevar a Daniel a la condena.
El testimonio que da el Dios de Israel en esta ocasión es inimaginable, Daniel es salvado por su Dios en el mismo foso de los leones, los leones no le tocan ni siquiera un pelo, y por la mañana sale victorioso para encontrarse con el rey, el cual incluso ayuno por la tristeza que le provoco el asunto.
Por la mañana temprano el rey va a visitar el foso para ver que paso y por su sorpresa encuentra a Daniel sano y salvo. Manda a castigar a los impostores y Daniel queda restablecido en su puesto.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones(Daniel 6, 25-27).
Este capitulo demuestra claramente que Dios tenia el pueblo de Israel en aquel entonces, un Dios que no duerme, un Dios que actúa, que salva, que cumple su promesa a sus fieles, un Dios que quiere darse a conocer, un Dios que quiere alcanzar al mundo con su amor. Y es el mimo Dios que tenemos nosotros también hoy. Solo tenemos que dejar ser alcanzados por el y responder a su llamado y así veremos maravillas.

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